domingo, 14 de mayo de 2017

La Escuela Territorio de Paz


Lic. Luis Eduardo Parra Correa







"Tras 16 años de gobierno liberal, la llegada al poder del conservador Mariano Ospina encendió los ánimos de los 'azules'.
 Los odios, atizados durante décadas, explotaron. Así comenzó la Violencia, que ya en 1947 se había cobrado 14.000 vidas.
La muerte de Jorge Eliécer Gaitán en 1948 y la llegada a la Presidencia del ultraconsevador Laureano Gómez en 1950 avivaron el conflicto. Según testimonios de campesinos liberales, la policía conservadora se sintió a sus anchas para adueñarse de sus tierras y sus bienes. Por eso, mientras la Dirección Liberal se dedicaba a sufrir en silencio su marginación del poder, las bases rurales del partido apelaban a las armas y se autoproclamaban "guerrilleros".
La respuesta oficial fue la represión militar contra los "bandoleros", hecha por unas Fuerzas Armadas débiles y sin experiencia, ignoradas por el gobierno de Laureano Gómez.
El fuego no acabó con las guerrillas y, por el contrario, les fincó un mayor apoyo popular. El conflicto se recrudeció y se extendió por medio país. Las masacres eran frecuentes y se estima que en ellas murieron más de 130.000 personas.
En los llanos, las guerrillas tenían a la población de su lado, parecían intocables para el Ejército e incluso hacían sus propias leyes, basadas en principios de izquierda.  El general Gustavo Rojas Pinilla subió al poder y ofreció una amnistía; logró la desmovilización de las guerrillas el 13 de junio de 1954.
Los líderes rebeldes le expresaron al Presidente su "determinación sincera y espontánea de deponer las armas con decoro", y Colombia creyó que la Violencia era cosa del pasado. Pero las garantías que les ofreció el Gobierno a los guerrilleros no se cumplieron.
El descontento incubó un nuevo conflicto entre Estado y guerrillas comunistas y liberales que no abandonaron las armas. Rojas Pinilla volcó a las Fuerzas Armadas a acabar con esas nuevas cuadrillas en abril de 1955.  Se asesinaron  y se violaron los derechos de muchos civiles, pero no se logró acabar con las guerrillas".   
fuente:  http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-7821729 


Hace años esperábamos este momento... varias décadas llevamos ya los colombianos viviendo en una larga guerra que ha desplazado a muchos de nosotros y que sin pensar  algunas veces a propiciado bizarras dinámicas sociales en nuestra nación.  Recuerdo que de niño solía escuchar en la finca de mis familiares como mi abuelo y mi abuela de raíces liberales, les había tocado salir  rápidamente de su hogar, escondidos en el refugio de la noche, de aquella turba de "godos", no hubo  mucho tiempo para cargar enseres, unas cuantas cosas, dos niños pequeños y otro por nacer; hicieron que  correr fuera la opción tomada. Vivieron en los cafetales durante casi una semana esperando que las cosas calmaran, buscando otra población  y  que tal vez al retornar fuera otro el clima de recibimiento. Al fin y al cabo  eran donde siempre habían vivido y que por los vaivenes de la política polarizada se veía una indolente violencia donde muchos perdieron la vida.

De lo anterior   hace ya más de 60 años... crecieron sus hijos y la tercera generación en la cual me cuento; solo hasta ahora tiene la esperanza de pensar en la tan anhelada paz para todos. 
Y si a mi también por allá en el 84 me toco pintar palomitas en las calles y en varios muros  por que el distinguido coterráneo de mi abuelo Luis así lo promulgo desde la presidencia. viví momentos duros en una ciudad que vivió quizá una de las violencias más fuertes del mundo sin estar oficialmente en guerra. La cultura del Narcotráfico al parecer deslumbro a muchos con la riqueza desmedida a costa de cualquier cosa. Algunos en la guerrilla del pueblo convirtieron  muchos de sus ideales  en grandes  empresas, y desde luego surgió una contra parte (cuantas muertes se hubieran evitado si el proceso inicial de paz hubiera salido avante?, a quienes beneficia una larga guerra?) que se hizo llamar paramilitarismo profundizo aún más la crisis del Estado.

Después de revisar  lo escrito en los renglones superiores, después de vivir yo mismo muy de cerca en varias ocasiones dicha violencia; debe quedar  un gran compromiso... como padre, como educador, como ciudadano colombiano, Y es el de hacer reflexión y sobre todo acción desde mi labor pedagógica; sobre todo más allá del simple discurso  o de la oralidad pasiva en un escritorio en la escuela. Se trata de llevar a tomar conciencia, de afianzar mecanismos de participación ciudadana, de reconocer los derechos de los otros y de posibilitar la realización de mis deberes. Es hacer de la Escuela un Territorio de Paz donde las nuevas generaciones a través de la metodología experiencial, tan cercana a la propuesta de la formación de seres íntegros  hallen nuevos caminos para la construcción de un mejor país.